La inmunodeficiencia combinada severa, mayormente conocida como el síndrome del niño burbuja, se trata de una patología hereditaria que hace que el sistema inmunológico sea especialmente vulnerable a padecer todo tipo de infecciones, dificultando la vida del niño.
Esta enfermedad se debe a una alteración del cromosoma X que afecta a la respuesta del sistema inmune, haciendo que sea defectuosa o inmune.
Los síntomas comienzan desde el primer año de vida y entre las infecciones más comunes se encuentran:
Neumonía
Repetidas infecciones de oídos
Meningitis
Infección de la sangre
Infecciones crónicas de la piel
Infecciones por levaduras en la boca y el área del pañal
Diarrea
Infección del hígado (hepatitis)
Para su diagnóstico basta con un simple análisis de sangre y comprobar el funcionamiento de los glóbulos blancos.
El tratamiento varía con los síntomas, la edad y la gravedad de la afección. También se incluyen dentro del tratamiento la cura de la infección actual, evitar gérmenes y prevenir la exposición y tratar de solucionar el problema del sistema inmune.
Esto último se puede conseguir con un trasplante de médula ósea, teniendo más posibilidades de ser beneficioso si se realiza durante los tres primeros meses de vida del niño.
Para prevenir la enfermedad, cómo se transmite de padres a hijos, se recomienda hablar con un genetista y realizar las pruebas, comprobando así las posibilidades de que sus hijos sufran el síndrome.
Bibliografía:
- Stanford Children´s Health. SCID. [Internet]. [Consultado en 14 de Noviembre de 2020]. Disponible en: https://www.stanfordchildrens.org/es/topic/default?id=severe-combined-immunodeficiency-scid-90-P04809
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