martes, 8 de diciembre de 2020

SÍNDROME CARDIOFACIAL DE CAYLER

Esta anomalía congénita afecta a 1 de cada 3000 personas. Se debe a la deleción del brazo largo del cromosoma 22 (22q11), y se presenta en la etapa neonatal, cuando el niño llora o sonríe. Se presentan anomalías faciales asociadas a cardiopatías conotroncales, en las que existen bases genéticas comunes, dentro del fenotipo CATCH 22, correspondiente a anomalías cardíacas y faciales; en la hipoplasia tímica, fisura de paladar e hipocalcemia. La herencia es autosómica dominante.

Signos y síntomas









Durante el llanto, como consecuencia de la ausencia o hipoplasia de los músculos que desplazan el labio hacia abajo y hacia los laterales (triangular del labio inferior y cuadrado de la barba, inervados por la rama marginal de la rama mandibular del nervio facial), el lado afectado de este permanece inmóvil.

Se diferencia de la parálisis facial por la presencia de arrugas en la frente y cierre completo y simétrico de los párpados. Tampoco afecta al pliegue nasolabial. Los defectos congénitos del corazón asociados a este síndrome incluyen defectos septales ventriculares y auriculares, tetralogía de Fallot, estenosis pulmonar, dextroposición de la aorta e hipertrofia, así como desarrollo exagerado del ventrículo derecho. En algunos casos, los individuos pueden presentar microcefalia, micrognatia, microftalmias y retraso mental.

La hipoplasia del músculo depresor del ángulo de la boca también se relaciona con otras anomalías: malformaciones esqueléticas (sindactilia, hemivértebras, hipoplasia del radio…), deficiencias genitourinarias (riñón poliquístico, hipospadias, criptorquidia…), alteraciones cervicofaciales (fisura palatina, malformaciones de pabellones auriculares), aparición de neuroblastomas…

También pueden presentar un déficit inmune debido a una aplasia o hipoplasia tímica, la cual los haría más susceptibles a desarrollar diversas infecciones, así como enfermedades autoinmunes (púrpura trombocitopénica inmune, artritis juvenil idiopática…). Son comunes también las anomalías gastrointestinales (malrotación intestinal, ano imperforado…), pérdida de audición…

Diagnóstico

El diagnóstico se lleva a cabo a raíz de un examen clínico y la detección de anomalías (cardíacas por ecografía, vertebrales por rayos X…), confirmándose la enfermedad gracias a la obtención de un genoma en el que se observe la deleción del brazo 22q11.2. En el ámbito prenatal, se puede diagnosticar por amniocentesis y por biopsia corial.

Tratamiento

El tratamiento depende de las anomalías asociadas, por lo que puede variar desde una cirugía cardíaca y/o del paladar, terapia del habla, suplementos cálcicos, terapia psicológica…

Bibliografía:

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